El arca de Noé de las semillas, a la búsqueda de variedades innovadoras

“Las variedades tradicionales tienen la ventaja de que, como cada agricultor, tenía su propia semilla, aunque desde el punto de vista comercial todas resulten similares y todos reconozcamos, por ejemplo, el garbanzo de Pedrosillo o de Fuentesaúco, realmente, la carga genética de cada de esas variedades es diversa, pues cada agricultor ha ido generando su propia selección de esta semilla”, señala Carmen Asensio, de la unidad de herbáceos del ITACyL.

En la actualidad, se cultivan apenas 150 de las 300.000 especies de plantas fanerógamas -que producen semillas- conocidas, mientras que la mayor parte de la población vive de no más de 12 de ellas. Si a esto se añade que para los principales cultivos se ha desarrollado un número limitado de variedades mejoradas que ha desplazado, por sus ventajas tecnológicas a las tradicionales, la reducción de diversidad es notable. Esto es lo que se conoce como erosión genética.

Notícia interesante sobre el cultivo de las legumbres, en especial los garbanzos. Desde Inderach trabajamos con los de Pedrosillano.

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